Muestra «CALLE» curada por Nora Dobarro en LUMICRISTAL Galería

Texto curatorial

CALLE – Nora Dobarro – artista/curadora

Entrar, salir de las casas, con un conocimiento, una exploración y una pregunta. Aparecen frases que renacen casi perdidas “dar la vuelta a la esquina, enfrente de la panadería”…, lugar real donde se instala este nuevo espacio de galería, en un barrio histórico de arte, de artistas, de acciones múltiples.
Surcando el atolladero peatonal, no quedo indiferente a mi transformación frente a los bloques de cemento, al ruido de las máquinas y a ese mantenimiento constante de la vitalidad que me produce caminarla; con sus roles no distribuidos, sin organización ni representación, ni exhibición, casi provocándome la ruptura del concepto de belleza tan ligado aún al arte. Circular, rondar la Calle…
Potencias invisibles agazapadas en la niebla a veces nos asustan imaginando figuras desconocidas. Poesía en las imágenes borrosas de la noche que conviven con el humo de los autos, con el penetrante olor del humus. En el entramado del centro urbano, sin zona de espacios abiertos, esbozo respuestas que se yerguen contra el miedo inducido. Con huida del aturdimiento moral, es buen lugar para encender a lo largo de ella la luz propia.
¿Cómo percibir con claridad la aterradora idea de un sistema cualquiera?
A medida que me dedico a observar la estrambótica vida, se va haciendo evidente que andar entre la gente me despeja. Me suelta. De la calle aprendo la diferencia, me uno a lo colectivo, pertenezco. El título de la muestra surgió analizando propuestas de cada experiencia individual: cartones, cajas y objetos reciclados; fotografías de gente en varias ciudades; pinturas de iconos populares; collage de cordones en veredas montevideanas y algunas tomas de mi autoría, que realicé trepada a la estatua del Gral. Roca, en la manifestación de Los Pueblos Originarios del Bicentenario. Suena a ironía…Verdad ?
¿Lo que no tiene relevancia? ¿Lo que se nos pasa por alto?
La calle puede ser una obra de arte. No digo que pueda serlo, incluso está tan lejos de poder serlo que precisamente por ese motivo lo sea. La imposibilidad de esbozar una opinión cierta; para abarcar, para aferrar, para comprender, parcial o totalmente, me intensifica sentimientos contrapuestos. Los pequeños mundos construidos adentro de nuestras casas, se debilitan.
Camino veinticinco años estas calles desde Retiro, bajando de las sierras de Tanti. Soñé éste lugar. Volaba por el Río de la Plata hasta la puerta de Reconquista; su entrada aparecía rodeada de arena. Armé aquí mi hábitat de trabajo y socialización. Hoy me es imposible dejar de asomarme al balcón circular y ver al Norte la Torre de los Ingleses y, en el afuera de las afueras, hacia el Sur, la Calle Tres Sargentos. Todo es medido por metros, por lo cercano.
Agosto 2015

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